“Desafíos y estrategias de los partidos políticos, ante el avance de la sociedad civil” (Parte 1)


Hola, mi nombre es Nidia Paulino Valdez. Soy la presidenta de la Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos y me caracterizo por ser directa. Me gusta utilizar un lenguaje llano para que se entienda bien lo que digo y no tengo la pretensión de emitir verdades absolutas, pero mi profesión me obliga a entender la realidad, las coyunturas, los contextos, para ofrecer a mis clientes opciones sobre todo eficaces.

Decidí escribir este primer artículo, seguirán otros, en cuanto se me ha pedido en calidad de estar presidiendo el Consejo de Consultores de FOPPPREDOM, y disculpen si aprovecho este espacio para expresarles mi gratitud a José Francisco Peña Guaba, primero por brindarme su amistad y segundo por estar siempre al frente, sin miedo cuando se trata de defender los principios democráticos de nuestro país, que, de una opinión profesional sobre el contexto político, electoral del momento.

Cuando iba escribiendo estas líneas y estudiando los varios documentos a los que tengo acceso, tenía un debate en mi interior, de si les iba a transmitir un mensaje de la Nidia buena o de la Nidia mala. ¿Por qué digo esto? Porque vivimos en una época donde decimos solamente la parte de verdad que nos conviene y además nos la creemos. Nada más equivocado para resolver un problema que partir de un diagnóstico equivocado.

El primer tema que quiero tocar hoy son cuestiones fundamentales para el futuro político de nuestro país y de la región. Hoy la crisis de confianza en los partidos políticos se ha agudizado.

Desde diversos sectores sobre todo de la sociedad civil, se impulsa una narrativa que, aunque muchas veces motivada por la legítima aspiración de mayor transparencia y eficiencia, termina por erosionar el papel fundamental de los partidos como canales de representación y articulación de la voluntad popular. Sin embargo, para ser honestos, tenemos que admitir también, que parte de la culpa del desgaste acumulado es por prácticas que han alejado a estas instituciones de la ciudadanía, llevándolo a una crisis de representatividad y que buena parte de las personas no logran sentirse identificados con el accionar y con las candidaturas que presentan.

Los partidos tienen que invertir en educación y también en comunicación estratégica, preparación de los candidatos, sobre todo en oratoria, preparación de los equipos, organización de las estructuras y entender que la comunicación no es solamente la compra de publicidad. Deben intentar salir del círculo vicioso donde están metidos, donde prácticamente hablan entre ellos y para ellos con un lenguaje talmente incomprensible para el público en general que terminan desconectados y aislados.

Entonces, la única manera de romper este círculo vicioso es asesorarse con profesionales que vengan desde afuera, que tengan una óptica mucho más despegada que la militancia partidaria para poder intentar cambiar esa dinámica. Y, porque no, también arriesgándose.

Porque finalmente, si se va siempre por lo más seguro, no se quiere comunicar o innovar y se tiene miedo a las redes sociales porque pueden crear ruidos, entonces continuaremos a estar sentados en nuestra zona de confort, haciendo siempre lo mismo y obteniendo siempre los mismos resultados.

El creciente cuestionamiento a los partidos no es un fenómeno nuevo ni exclusivo de nuestra región. Durante demasiado tiempo, los partidos han funcionado como estructuras cerradas, desconectadas de las verdaderas preocupaciones de la gente, atrapados en dinámicas de clientelismo, corrupción y lucha por el poder interno, en lugar de ser espacios de construcción de propuestas y de renovación democrática provocando agudizar la fragmentación en la que se encuentra la sociedad.

Los partidos políticos deben entender que deben evolucionar y dejar de hacer las cosas que se hacían en el siglo XX.

Aquí no hay ningún partido que sea moderno de verdad, y lo vemos cuando analizamos sus estructuras. Por ejemplo, ningún partido tiene foros virtuales donde toda la militancia pueda conversar sobre estos tipos de temas, o que prevé diferentes tipos de militancia, como la militancia digital, que permite a las personas interactuar entre ellos sin el vínculo rígido de un organigrama. Las estructuras partidarias modernas deben ser horizontales, con una comunicación interna efectiva, una comunicación externa creativa y dinámica, y transparencia en el manejo de los fondos.

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