
SANTO DOMINGO. Apenas el 10.72 % de los desechos peligrosos que se generaron en el país en 2016 fue tratado, de un total de 3,311 unidades. Si se actualizan esos números al presente año la tendencia se mantiene por las deficiencias en el manejo.
Por ejemplo, en el sector salud los residuos peligrosos son dispuestos junto a los que no lo son. Aunque las industrias también tienen una gran tajada de la problemática, pequeños negocios como los salones de belleza contribuyen con el mal manejo. Juan Arias, de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), observa que en esos locales se emplean productos químicos para tratamientos que van a parar al drenaje sin tratamiento.
“Los hospitales, las clínicas, generan a diario muchos desechos peligrosos que no son tratados y no van a ningún destino, o sea, son llevados directamente a los vertederos y ahí los depositan, imagínense ustedes el daño que le hacen al medioambiente”, observó Arias.
El funcionario, que también es director de la Coordinación del Sistema Estadístico Nacional de la ONE, ofreció informaciones sobre el tema en la presentación final del Laboratorio de Innovación de Datos para los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Entre los desechos peligrosos están las sustancias radioactivas, productos químicos inflamables y explosivos, fungicidas, plaguicidas, residuos mineros, tejidos malignos extraídos en cirugías y materiales contaminados como agujas hipodérmicas, vendajes y drogas. Aproximadamente 1,400 empresas en el país reportan datos sobre residuos peligrosos, informó Arias. Para 2016 él y su equipo calcularon que en el territorio se generaron 2,478,278,697.89 kilogramos de desechos peligrosos, y una gran parte fue líquido. “Van a parar al mar, a nuestros ríos, no tenemos tratamiento de las aguas residuales, es crítico el tema”, alertó.
Al estimar en el país una población en 2016 de 10,075,045 habitantes, el equipo que trabajó en el levantamiento estadístico calculó, de forma preliminar, que cada persona produjo 245.98 kilogramos de desechos peligrosos en ese año.
Wilson Tejeda, analista de Gestión Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente, explicó que cuando los residuos peligrosos contaminan las aguas superficiales pueden afectar las especies que viven o se abastecen de esas aguas, causar la muerte o provocar daños a comunidades humanas circundantes.
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